jueves, 5 de mayo de 2011

Vamp Bad Bank

La operación que hace unas semanas presentó el grupo Bankia-BFA es cuando menos curiosa. Vamos a tratar de explicarla de manera sencilla. Básicamente las cajas acogidas al acuerdo de integración en el nuevo grupo han transferido todos sus activos y pasivos a un banco, Banco Financiero y de Ahorrro (BFA) quedando como accionistas del mismo. A su vez, BFA ha transferido sus mejores activos a otro banco: Bankia, quedando el primero como accionista del segundo. Así, el banco malo (BFA), que se ha quedado una cartera de 53.000 millones de euros de activos de baja calidad, es accionista del banco bueno (Bankia), que retiene una cartera de 275.000 millones de activos de calidad razonable.

La participación accionarial del primero en el segundo es el mejor activo de aquél. Los acreedores de BFA corren un gran riesgo pues sus activos, salvo su participación en Bankia, insisto, son de escasa calidad, pero el gran acreedor de BFA es el FROB. Y ya saben ustedes de la conocida doctrina Calvo sobre el dinero público.

La situación final es que Bankia es un banco con un patrimonio neto de 12.000 millones de euros y un capital principal de cerca del 8%, lo que le exige una emisión de capital del entorno de los 2.000-3.000 millones de euros para cumplir con el requerimiento del 10% de capital principal que la legislación exige a las entidades con un endeudamiento en los mercados superior al 20% del total del mismo. Estos nuevos accionistas entran en una entidad muy solvente y no parece que puedan exigir más de un 20% del capital, lo que garantiza a BFA el control sobre Bankia. Y a las cajas sobre BFA. Más de lo mismo.

Además, esta estructura asegura a Bankia un coste de financiación bajo, pues sus acreedores no asumen los riesgos de la cartera de activos de baja calidad que se ha quedado la matriz. Ya saben que las pérdidas y beneficios, por mor de la responsabilidad limitada de los socios, suben de las filiales a las matrices pero no bajan de estas últimas a las primeras. Salvo que las autoridades lo exijan, como se hace en ocasiones para autorizar la concesión de las denominadas fichas bancarias.

BFA, sin embargo, es un banco con un patrimonio neto negativo de alrededor de 2.000 millones de euros, si bien en base consolidada, al integrar Bankia, presenta un patrimonio neto positivo de alrededor de 10.000 millones. Su situación individual se soluciona al permitir las autoridades que la financiación del FROB al nuevo grupo, 4.465 millones de euros, figure a nombre del banco matriz para que complete su déficit de capital principal. Ahora hace falta que BFA pueda devolverlo gracias a los dividendos que reciba de su filial y a una recuperación de la cartera de activos que se ha quedado.

El coste de la ayuda del FROB dirán que supera el coste del endeudamiento de este último como modo de justificar la asistencia. Es cierto, pero también es cierto que es el único acreedor que está dispuesto a prestar al tipo que lo ha hecho al BFA. Si hubiera uno más barato, BFA no habría acudido a él. Dicho de otro modo: la prima de riesgo sobre la deuda pública española que paga BFA, y que constituye el beneficio del FROB, no se compadece con el riesgo que asume el acreedor. Por otro lado, el beneficio del FROB es sólo aparente porque no se le imputa el incremento de la prima de riesgo de la deuda pública española que supone esta asistencia financiera. Incremento que soportan los presupuestos generales del Estado.

Esto es ingeniería financiera, con las connotaciones que quieran ustedes darle a la expresión. En el fondo se trata de un traspaso de solvencia desde nuestro Estado a una de sus entidades, a un coste claramente subvencionado para la segunda y con cargo a los contribuyentes que sostienen al primero.

Por lo demás, la palabra inglesa vamp tiene varias acepciones. Una es la de vampiresa aplicada sólo a las mujeres; otra es la de vampiro pero sólo aplicada a los animales y, por último, la de remiendo o tapa en la suela de un zapato que hace aguas. Elijan ustedes. Todas valen.

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