lunes, 20 de septiembre de 2010

Podar la Administración

Soy poco optimista sobre el comportamiento de nuestros políticos de todo signo, prisioneros como están de la demagogia y lo políticamente correcto. Las soluciones que necesita España en particular, y Occidente en general, son duras, por lo que, cuando un partido las propone, el otro se las critica, y así continuamos en una huida hacia delante en un modelo socioeconómico inviable. Recordarán que la semana pasada defendí los pasos que comienza a anunciar el actual gobierno socialista en las pensiones públicas. En concreto, la posibilidad que apunta de retrasar la edad de jubilación y alargar los periodos de cotización, y que ya han sido censurados por la oposición.

Ayer fue la oposición, en concreto su aspirante a La Moncloa, el que comenzó a hablar de algo que es necesario hacer. Ya veremos lo que tarda el partido gobernante en censurárselo. El aspirante al inquilanato de la Moncloa hablaba de la necesidad de podar las administraciones públicas españolas. Ya es positivo que, como en el tema de las pensiones, se comience a hablar abiertamente del tema. Ahora se trata de esperar a que se haga, y no que se convierta el asunto en mera materia de escándalo político. Grecia, que nos lleva la delantera en la crisis, ha reducido sus corporaciones públicas locales a la cuarta parte. Imagínense reducir en España la administración local y regional en un 75%. ¡Un escándalo! Sin embargo, después de los datos publicados el viernes -un crecimiento del endeudamiento público desde el 47% al 57% del producto interior bruto (PIB) en el último año-, es claro que no podemos continuar así.

La deuda se podrá estar colocando a mejores tipos de interés en las últimas semanas -lo que sin lugar a dudas es una buena noticia-, pero lo importante es que pasar del 47% al 57% del PIB, cuando éste está prácticamente estancado, quiere decir que nuestras administraciones deben, al menos, un 20% más que hace un año. Piensen en lo que supondría en sus economías particulares, un crecimiento del 20% adicional de su deuda en un año sin un incremento en sus activos -sus propiedades-, es decir, para dedicar el crecimiento sólo a cubrir sus gastos corrientes. Creo que lo tienen claro. Aún cuando muchos de sus gastos les pareciesen necesarios, y aunque los tipos del endeudamiento fueran muy buenos, tendrían que plantearse renunciar a algo. Pues eso, tendremos que renunciar a muchos servicios públicos y a las administraciones que los prestan.

Y admítanme un consejo: desconfíen siempre del Gobierno.

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