martes, 7 de septiembre de 2010

Krugman y la segunda guerra mundial

Ayer, el Presidente Obama anunció una rebaja de impuestos y un aumento del gasto en infraestructuras como modo de reactivar la economía norteamericana, que no termina de salir adelante. Nuestra vicepresidenta económica debió de sentirse en fuera de juego, dada la identificación política que el gobierno español pretende con la administración norteamericana, y defendió la austeridad española. No voy a entrar en la polémica entre dos gobiernos impacientes, a los que sólo preocupan las encuestas y poco el bienestar a largo plazo de sus ciudadanos, dado que, en el largo plazo, sólo les interesa su situación económica personal.

Sin embargo, sí voy a pararme en las declaraciones del premio Nobel de Economía de 2008, el norteamericano Paul Krugman, que andaba criticando hasta ayer, supongo, a su presidente por la falta de estímulos fiscales para sacar a su país de la recesión. El señor Krugman ha comparado la actuación de Obama en 2010 con el error del presidente Rooselvelt en 1937, de no apostar por un elevado déficit público para estimular la economía. Y para prueba final de la rectificación que este presidente demócrata de entonces aplicó con éxito, nos muestra la segunda guerra mundial. Nos insiste en el éxito económico que supuso llegar al endeudamiento del 200% del PIB de 1940, que provocó la guerra y el consiguiente relanzamiento para la economía norteamericana.

Espero que, a pesar de su tinte progresista, ni Obama ni el usufructuario de La Moncloa le hagan mucho caso al profesor Krugman. Más que nada porque la guerra costó, en términos de vidas humanas, un 2% de la población mundial de entonces, lo que en términos actuales serían 130 millones de persona y entonces fueron unos 70 millones. No me supongan por esto pacifista. Eso se lo dejo a Krugman, que es progresista.

Me parece que el esfuerzo anglonorteamericano en la segunda guerra mundial estaba plenamente justificado, como la carrera de armamento de los años 80 que terminó provocando el colapso económico de la Unión Soviética. Esta última carrera fue promovida por Reagan, que contaba entre sus asesores, a pesar del diferente signo político, con el profesor Krugman. Por la supervivencia todo gasto es poco, y si fracasas que te busquen los tenedores de deuda pública. La guerra puede ser una excusa para el déficit público, pero la crisis no puede ser una excusa para la guerra. Ni como hipótesis. Con estos premios Nobel de Economía y de la Paz estamos listos.

Y admítanme un consejo: desconfíen siempre del Gobierno.

No hay comentarios:

Publicar un comentario