martes, 13 de julio de 2010

Vaivenes legislativos

La resolución del problema de las cajas de ahorros por parte del Gobierno de la Nación está resultando no sé si una chapuza, pero sí, al menos, aunque parezca increíble por la comparación, una tortura. Se han tenido que ir cambiando normas legales de manera continua, porque el marco legal no permitía el objetivo del gobierno para sanear el sector mediante fusiones que no hicieran desaparecer las cajas existentes, como modo de evitar el veto de las comunidades autónomas a las mismas.

En abril se modificó la regulación sobre recursos propios de las entidades para soslayar algunos problemas que planteaban los denominados sistemas integrales de protección o SIP, conocidos normalmente como 'fusiones frías'. El viernes último, aprovechando que todos estábamos con la mente en la final de antes de ayer, se intentó dar forma jurídica a dichos SIP, porque realmente nadie sabía cómo hacerlos, y de paso se solucionaron problemas fiscales en el impuesto de sociedades que generaban los mismos. Ahora, la Caja de Ahorros del Mediterráneo se queja de la actitud de CajAstur en el acuerdo que estaban alcanzando y amenaza con romperlo, cuando, como recordarán, en la última quincena de junio todo eran prisas por llegar a acuerdos antes del 30 de junio, fecha límite para poder acceder a las ayudas de Fondo de Reestructuración Ordenada Bancaria (FROB) sin necesidad de encomendarse a la Unión Europea.

Está claro que con este nivel de improvisación legislativa, por un lado, y de falta de autoridad frente a los gobiernos regionales de España, por otro, es difícil que nada funcione y, lo que es peor, que nos tomen en serio en el exterior aunque ganemos el campeonato mundial de fútbol. Si todo se quedase sólo en un problema de imagen, nada tendría importancia, pero comprenderán ustedes que es difícil conseguir financiación para nuestro maltrecho erario público y nuestro sector financiero, con esa imagen de inestabilidad en el marco normativo de nuestro sector financiero. Este verano, me parece que en muchas cajas la Dirección se va a quedar sin vacaciones.

Y admítanme un consejo: desconfíen siempre del Gobierno.

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