lunes, 14 de junio de 2010

Escarmentemos en cabeza ajena (la japonesa)

El señor Naoto Kan, nuevo primer ministro japonés, ha hecho recientemente unas interesantísimas declaraciones en las que afirmaba que su nación tiene las peores cuentas públicas de todos los países desarrollados. La verdad es que ya nos van quedando pocos países emisores de moneda en quien confiar. Así, de memoria, probablemente Suiza. Pero lo que me interesa es recordarles un poco cómo se ha llegado a esta situación y alguna otra frase del señor Kan.

Japón se colapsó al comienzo de los años 90 después de varios años de liquidez abundante y, por tanto, tipos de interés muy bajos. Su mercado inmobiliario había sufrido una inflación particular muy elevada y sus entidades bancarias estaban cargadas de créditos de muy baja calidad, garantizados en muchos casos con inmuebles que no valían lo que se había pagado por ellos, ni tan siquiera los créditos que se habían concedido para su adquisición. El sistema financiero japonés parecía al borde del colapso, pero las autoridades salieron en su rescate. ¿Adivina con qué? Con más liquidez. Japón lleva desde entonces -veinte años- con un tipo de interés cercano al 0% y no parece salir adelante.

El señor Kan no sólo ha reconocido que la deuda japonesa es muy elevada -aunque, eso sí, está financiada con ahorro interior y no con ahorro exterior, lo que les quita un poco de presión-, sino que la solución no está mediante un aumento de la demanda a través del gasto público. El señor Kan cree que el tirón de la demanda, consumo e inversión, tiene que venir del sector privado y de la creación de empleo. La inversión se financia con ahorro, pero el ahorro ha ido todos estos años a financiar una deuda pública desmesurada, fruto de los déficit continuos que provocan las medidas públicas de estímulo de la economía.

Llegados aquí, el panorama debe resultarles conocido. No sé por qué no podemos aprender de estos señores que nos llevan veinte años de ventaja. Al fin y al cabo, en español tenemos un par de dichos -que seguro que tienen buena traducción al japonés- para elegir lo que queremos hacer: podemos poner nuestras barbas a remojar, o escarmentar en cabeza ajena. Elijamos. Yo prefiero la segunda posibilidad.

Y admítanme un consejo: desconfíen siempre del Gobierno.

No hay comentarios:

Publicar un comentario