martes, 1 de junio de 2010

Ahorrar, ahorrar y... ahorrar

Ayer lo dijo el Banco de España: es necesario que las empresas españolas reduzcan su nivel de endeudamiento. Y las Administraciones Públicas, como vienen aconsejando los organismos internacionales, y las familias… El endeudamiento público español, siendo elevado, no es de los peores, aunque sí la capacidad de nuestras administraciones para generar los ahorros que en el futuro le permitan hacer frente al mismo. El endeudamiento español es excesivo, el público y el privado conjuntamente, para la capacidad de nuestra economía de hacer frente al mismo.

Al endeudamiento, cuando los ingresos corrientes no dan para hacer frente a los gastos corrientes más los intereses y un poco más, sólo se puede hacer frente de dos modos. El primero vendiendo activos: dado que no parece que los agentes españoles estén en su conjunto con capacidad de adquirir esos activos, habrá que venderlos a extranjeros, por lo que en los próximos años veremos a los inversores de allende adquirir activos españoles pero eso sí, siempre que tengan confianza en la economía española. El segundo modo es ahorrar, es decir, consumir menos de lo que producimos.

Los dos modos dependen de nosotros: de nuestra capacidad de infundir confianza, el primero, y de nuestra capacidad de privarnos del elevado consumo al que estábamos acostumbrados, el segundo. El primero cuesta un poco más porque requiere traspasar la barrera de la desconfianza con la que nos ven muchos fuera de España. El segundo sólo depende de nosotros y, pasado un tiempo, coadyuvará al primero. Algunos les dirán, sin embargo, que hay que consumir para reactivar la economía y ustedes volverán a estar hechos un lío: ¿pero cómo quieren que ahorremos y consumamos a la vez? Pues miren, eso no es posible. Los que recomiendan eso son los mismos que han aplaudido una política monetaria, la del Banco Central Europeo, que nos ha llevado, entre otras cosas, a la situación actual. No se preocupen si el consumo cae porque con el ahorro aumentará la inversión, que es otra forma de consumo y, lo que es más importante en esta etapa en la que nos encontramos, los elevados intereses que pagamos por nuestro endeudamiento. Los excesos hay que purgarlos.

Y admítanme un consejo: desconfíen siempre del Gobierno.

No hay comentarios:

Publicar un comentario