jueves, 27 de mayo de 2010

El Estado Social de Derecho

Ya saben que el asunto de hoy es saber si el Gobierno de la Nación sacará adelante el decreto en el que se materializarán los recortes apuntados por el usufructuario de la Moncloa el pasado día 12. En principio, tiene un voto de ventaja a su favor después de que CIU, Coalición Canaria y Unión del Pueblo Navarro anunciaran ayer su abstención. No soy nada optimista sobre la forma en que ni el Gobierno ni el resto de partidos están enfocando este problema de excesivo gasto público español, porque la situación es tan dramática que no es un problema de elegir entre unas medidas u otras, sino, muy probablemente, de aplicarlas todas y a la vez.

Los perjudicados por las acciones que se tomen no son más culpables que los menos perjudicados; puede que ni siquiera los españoles seamos culpables, pero sí somos responsables de haber elegido a este Gobierno aunque no lo hayamos votado y, nos guste o no, tenemos que asumir el error. A esta situación nos ha llevado la degeneración de la democracia en que se ha convertido el Estado desde que dejó de ser de Derecho para ser Social de Derecho. El Estado Social de Derecho es una compleja maquinaria en la que cualquier grupo -el cine por ejemplo- intenta sacar ventaja del presupuesto público a costa del resto de contribuyentes. A la larga eso nos arruina y, lo que es más importante, nos hace menos libres a todos.

Debemos recordar todos que el presidente Cleveland vetó en 1880 una decisión del Congreso de los Estados Unidos de ayudar a una comunidad que había sufrido un desastre con 10.000$ de los de entonces, con esta frase: "Es deber de los ciudadanos mantener al Gobierno, no es el deber del Gobierno mantener a los ciudadanos". En esta frase está condensado lo que es un gobierno austero. Nuestros actuales gobernantes, sin embargo, nos han hecho creer que ellos pueden y deben sostenernos, y eso es mentira. Al final los mantenemos sin mirar lo que gastan, y encima no exigimos porque creemos que pagan ellos. La libertad comienza por que cada uno se pague sus gastos.

Y admítanme un consejo: desconfíen siempre del Gobierno.

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