lunes, 8 de marzo de 2010

Las cajas de ahorro y el final del FROB

Se acerca el 30 de junio. Algunos de ustedes me dirán que queda mucho y otros que cómo pasa el tiempo. La verdad, todos la sabemos, es que según y para qué la fecha está muy cerca: menos de cuatro meses nos separan del comienzo de esos dos que evocan a vacaciones, piscinas, siestas y cambio de hábitos. Pero en cualquier caso: ¿qué ocurre el 30 de junio? Dos cosas: la primera, carente de importancia, es que se acaba la conjunción planetaria de dos líderes progresistas a ambos lados del Atlántico porque el de este lado deja de presidir la Unión Europea. La segunda, de más importancia, que se acaba el periodo para que las entidades de depósito, bancos y cajas, soliciten las ayudas que necesiten del FROB. El FROB no es la onomatopeya del croar de una rana, sino el Fondo de Reestructuración Ordenada Bancaria, aunque más bien habría que decir Cajaria, porque se creó pensando en las cajas y porque entre los aspectos particulares de nuestra crisis financiera está que son las cajas las que están en peor situación, sin que parezca que de los bancos podamos decir nada más que están pasando una muy mala racha.

¿Y qué importancia tiene que llegue el 30 de junio? Pues que las ayudas que no se hayan solicitado para esa fecha ya no podrán solicitarse, y el Gobierno español necesitará una nueva autorización de la Unión Europea para poner en marcha un nuevo plan de ayudas si fuera necesario. Claro que si después de más de ocho meses, casi nadie ha solicitado ni parece que vaya a solicitar dichas ayudas en el plazo que queda, es que no deben ser necesarias y nuestras cajas deben estar mejor de lo que creíamos. Parece que sólo un conjunto de cajas catalanas han hecho los deberes y que como están dentro de una misma comunidad autónoma española no hay problemas políticos para su fusión, lo que las permite acogerse a dicho fondo.

En el resto de la Nación todo son problemas para las fusiones transcomunitarias, las únicas con sentido como les he explicado otras veces, y, o bien, sólo se habla de fusiones intracomunitarias o de fusiones impropias como eso de los Sistemas Integrales de Protección, o SIP, porque son los mecanismos que han encontrado los caciques locales para no perder el control de la cajita que les tocó, o viene tocando, en la suerte de las elecciones autonómicas. En la dirección de las cajas, los técnicos deben estar sintiendo vértigo ante las caras de mus de los políticos, pues aquí parece que todos llevan 31, pero es que junio sólo tiene 30 días.

Y admítanme un consejo: desconfíen siempre del Gobierno.

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