lunes, 8 de febrero de 2010

Los mercados atacan al Gobierno

Vaya semana bursátil la última. El Ibex-35 cayó más de un 7%, y desde el comienzo del año más del 15% frente al Dow Jones norteamericano, por utilizar una referencia internacional, que la semana pasado cayó un 1% y en lo que va de año un 5%. Algunos periódicos han tildado esta caída como un ataque de los mercados a la gestión económica que viene realizando nuestro Gobierno. Y probablemente así es, pero conviene matizar. Porque dicho así, los mercados atacan a nuestro Gobierno, casi me dan ganas de coger las armas e irme a por la pandilla de hijos de mala madre que desde los mercados atacan a nuestra patria. Dicho así, este gobierno, que tan malo me parece, no deja por ello de ser mi gobierno, el que hemos elegido los españoles, y no puedo admitir que un grupo de especuladores extranjeros intente imponerme mi gobierno. Dicho así, casi estoy dispuesto a revivir el 2 de mayo y encabezar una partida que prenda fuego al distrito financiero de Madrid para ir empezando. Dicho así, parece que intentan violar nuestra democracia, y uno comprende a los que dicen que es una vergüenza que los mercados intenten sobreponerse a la soberanía nacional. Pero insisto: dicho así. Porque lo que ocurre se puede decir de otra manera que, además, es la que de verdad explica lo que pasa. Vamos a por ella.

Los inversores extranjeros están vendiendo sus activos financieros en España: es decir, las participaciones que tienen en las empresas domiciliadas aquí, y los bonos, representativos de deuda, emitidos por esas empresas y por nuestro Gobierno, la deuda pública. Y lo venden porque no les gusta cómo se están llevando las cosas en España. No tienen ningún interés en que el Gobierno cambie o continúe, pero sí tienen interés en acertar con sus inversiones, y parece que ahora mismo estar en España no es una gran idea. La caída de nuestros mercados financieros es una consecuencia no buscada por ellos y en ningún caso es un medio para alcanzar un fin político que, por otro lado, no les interesa lo más mínimo.

Podemos evitarnos los españoles estos disgustos que nos dan los mercados cuando dejamos de gustarles. De hecho, en las dictaduras y en los regímenes totalitarios, se los evitan bajo la excusa de la independencia y la soberanía nacional. Es tan sencillo como no dejar invertir a los extranjeros en España: que no financien nuestras empresas cuando hay oportunidades de negocio y empleo, ni nuestro consumo cuando no ahorramos lo suficiente. Pero claro, la alternativa no me gusta nada. Ellos sólo velan por sus intereses que, además, no son tan contrarios a los nuestros.

Y admítanme un consejo: desconfíen siempre del Gobierno.

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