martes, 23 de febrero de 2010

Los sindicatos, por fin, salen a la calle... o no

Hoy es 23 de febrero y para celebrarlo, los sindicatos mayoritarios nos convocan a una manifestación de claro contenido erótico festivo esta tarde. Yo casi que me la voy a perder, pero no dejen ustedes de ir porque la cosa promete.

¿Y por qué digo que la manifestación tiene un claro contenido erótico festivo? Pues por las declaraciones del señor Méndez, hace unos días. Está claro que las relaciones entre el Gobierno y los sindicatos estaban llegando más allá de lo que estos últimos estaban dispuestos a aceptar. Ese hombretón barbado que es Méndez le ha dicho al usufructuario de la Moncloa, en unas declaraciones del pasado viernes: ¨Cuando hay que poner pie en pared, la UGT pone pie en pared¨. Está claro que el Gobierno le tenía contra la pared y algo pretendía porque Méndez ha añadido que lo que pretenden manifestarle al gobierno es que: ¨Zapatero eso no, así no¨.

Pero está claro que si el gobierno se lo hace de otro modo, se van a dejar. El otro modo ya lo conocemos: un 44% de paro juvenil, porque los jóvenes que no han accedido al mercado laboral aún no cuentan para los sindicatos que llevan más de treinta años negociando condiciones laborales peores para los que cada año se incorporan al mercado laboral. Prejubilaciones a los 50 y jubilaciones anticipadas para enmascarar las auténticas cifras de paro, pero eso sí: en las empresas grandes o públicas donde los sindicatos tienen liberados, porque los trabajadores de las pequeñas empresas privadas no cuentan para los sindicatos. Derecho a cobrar de las empresas en los expedientes de regulación de empleo, así como a financiarse con los fondos de formación públicos y otras subvenciones y bagatelas, pero nunca con las cuotas de sus afiliados, que son, por otro lado, bastante escasas.

Está claro que los grandes sindicatos están dispuestos a aceptar cualquier cosa del Gobierno siempre que no venga de frente. Allá ellos, porque yo prefiero que, al menos, me miren a la cara. No es que me vaya a dar más gusto, pero me será más fácil comprenderlo.

Y admítanme un consejo: desconfíen siempre del Gobierno.

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