martes, 12 de enero de 2010

El problema del mercado laboral

¿A cuánto asciende el paro real en España? No estoy acusando con esto al Gobierno actual de falsear las cifras, aunque las cifras son falsas, porque todos los gobiernos han tendido a retocarlas con ingeniosas definiciones sobre la condición de parado. De las más ingeniosas, la que excluye de la condición a cualquiera que haga un curso en el INEM. Ya les avisé en su momento que llegará el día en que no se considerará parado al que no tenga la titulación mínima exigible, a juicio del Gobierno, para incorporarse al mercado de trabajo, aun cuando esté desempleado.

Esta titulación irá subiéndose, de tal modo que lo que habrá serán aspirantes a parado. La definición de parado es sencilla: cualquiera que ande buscando un empleo, incluso aunque rechace ofertas porque, por los motivos que sea, no le agradan. El rechazo afecta, en todo caso, a otra discusión: la referente a la cobertura social del desempleado.

Pero es que en España no computamos como parados a un grupo excelente de trabajadores muy experimentados que hemos obligado a jubilarse contra su voluntad, como modo de crear empleo para los más jóvenes que, aún así, soportan un 40%. Este grupo, aunque se compute entre los jubilados, no debería sumarse sino entre los parados hasta el momento en que normalmente habrían decidido retirarse. En cualquier caso, no deja de ser un grupo que se mantiene con cargo a los fondos públicos y a los impuestos que va pagando el menguante número de activos que no cobran de las administraciones.

Más maquillajes los tienen ustedes con la explosión de empleo público en las comunidades autónomas y en las administraciones locales, hasta el punto que éstas últimas han comenzado a practicar expedientes de regulación de empleo con la actual crisis. Más maquillajes los tienen ustedes en la educación entendida como forma de remansar a los jóvenes que luego, sin embargo, no encuentran trabajos acordes con su capacitación, con la consiguiente frustración. Porque otra cosa que no ha entendido ningún Gobierno es que la formación no crea empleo, sino que el empleo demanda formación.

El problema del mercado laboral no se ha afrontado en España de manera decidida por ningún Gobierno. Los gobiernos más incapaces no lo han hecho por la imposibilidad de sobreponerse a su ideología. Los más capaces, por incapacidad de sobreponerse a la ideología de su oposición y la de los sindicatos.

Y admítanme un consejo: desconfíen siempre del Gobierno.

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