lunes, 18 de enero de 2010

El coste de la deuda pública

Moody´s -esa agencia de calificación de crédito con nombre de lugar de moda o de mafioso de Chicago- ha vuelto a dar un disgusto a nuestro Gobierno. No porque lo que dice fuera desconocido por éste, sino porque lo ha publicado. El Tesoro Público, ha informado la agencia, necesitará emitir durante 2010 algo más de 210.000 millones de euros de deuda, o 35 billones de las antiguas pesetas, como le gusta decir al Ministro Señor Blanco. Esto es el doble que en 2008 y el cuádruple que en 2007. ¿Qué podemos esperar de una emisión tan fuerte de deuda pública? Pues una subida de los tipos de interés que, en términos reales, han subido mucho en los últimos dos años. Recuerden que el año 2009 se ha cerrado con una inflación del 0,8% y un tipo de interés nominal de la deuda pública a diez años del 3,9%.

Es decir, hacemos una sencilla resta y ya sabemos cuál es el tipo de interés real -que es en el que nos tenemos que fijar-, y que nos dice lo que nos cuesta la deuda pública: el 3,1%. ¿Y qué es lo relevante de este dato? Pues que ha crecido alarmantemente. Hace un año era del 2,5%, hace dos años era del 0%, y hace tres del 1,4%, igual que hace seis años, que es lo que lleva casi ya el usufructuario actual de La Moncloa. Es decir, el tipo de interés real que nos cuesta la deuda pública ha pasado del 1,4% al 3,1% en los últimos seis años, lo que supone un incremento del precio de la carga financiera del 250%, y subiendo, que diría el castizo. El problema es que ese tipo de interés real de la deuda pública a largo plazo es el relevante para las decisiones de inversión de los empresarios, porque es el que sirve de base para fijar los precios que ellos pagan por su financiación y que siempre serán, como es lógico, peores que los del Estado.

Así, cuanto mayor sea este tipo de interés, la inversión empresarial será menor y lo que necesitamos para la crisis es, entre otras cosas, que los empresarios inviertan. No pidan por ello, sin embargo, la vuelta a la política de dinero fácil del Banco Central Europeo. Recuerden el dato que les he dado: en diciembre de 2007 el tipo que comentamos era cero o ligeramente negativo, lo que generó la crisis actual por sobreinversión. Lo que necesitamos son cuentas públicas saneadas y bancos centrales que no jueguen con la cantidad de dinero en circulación.

Y admítanme un consejo: desconfíen siempre del Gobierno.

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