martes, 20 de octubre de 2009

Fusiones absurdas de cajas de ahorros

Como tras mi comentario de ayer en el que indicaba que la economía española se estaba argentinizando, resultó que el profesor Velarde hizo unas declaraciones en el mismo sentido, le voy a devolver el honor hablando de cajas de ahorros tal y como él hizo. Y como él me dio la razón, yo también se la voy a dar. No voy a resultar menos.

La reforma de las cajas de ahorros en España es una cuestión que comienza a ser urgente. No voy a abogar por su conversión en sociedades anónimas, tal y como ya he escrito alguna otra vez, ni tan siquiera por su despolitización como bien apunta el maestro Velarde. Voy a comentar el absurdo de fusiones de cajas que tenemos en el horizonte.

La fusión no es la purga de Benito de las finanzas que lo arregla todo. Las fusiones son una suma, y la suma de dos o más cosas en mal estado no da una buena. Las fusiones pueden ser buenas cuando al menos una de las instituciones fusionadas está en buen estado y hay complementariedades entre los fusionados. Algo así como en un matrimonio heterosexual. Si no es así, es imposible que haya frutos.

Las fusiones que se están planteando son entre cajas de la misma comunidad autónoma, como modo de que los políticos que ejercen ahora el poder en dichas comunidades, así como los que pudieran sustituirles en el futuro, no pierdan el control sobre la entidad resultante. El problema es que fusionando instituciones que operan en la misma área geográfica, las duplicidades de oficinas y de personal son mayores que de otro modo, pero esto, aunque les parezca lo contrario, no es lo más importante. Lo más importante es que se produce duplicidad de clientes, especialmente de lo que la banca llama clientes de activo o acreditados. Es decir, la exposición de las carteras de créditos a los mismos deudores aumenta con la fusión de instituciones que operan en el mismo territorio. Se produce, no una diversificación del riesgo, sino todo lo contrario: una concentración del mismo.

Parece pues que las fusiones que pudieran funcionar tendrían que ser entre entidades de distintas comunidades autónomas y eso no parece que la casta política lo vaya a permitir, porque quieren controlar las que controlan ahora y las que les tocaría controlar en el futuro.

Y admítanme un consejo: desconfíen siempre del Gobierno.

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